Los diferentes estudios sobre la prevalencia de la parálisis del sueño indican que son casos poco frecuentes teniendo en cuenta la cantidad de veces que una persona se pone a dormir a lo largo de su vida, pero el número de personas que experimentarán esta parasomnia en algún momento de su vida podría ser mayoritario. En concreto, aproximadamente un 60% de la población podría llegar a pasar por una parálisis del sueño.
Sin embargo, los efectos negativos de la parálisis del sueño se encuentran en la subjetividad y las sensaciones vividas por la persona que la experimenta, así que el hecho de haber leído algo sobre este trastorno podría hacer más llevadera esta situación
En cualquier caso, lo fundamental es que aunque la parálisis del sueño suela ser experimentada de manera desagradable, en situaciones normales no constituye una fuente de peligro, ni lleva a la asfixia a pesar de que en ocasiones la falta de control sobre los propios movimientos genera ese miedo a dejar de respirar (proceso automatizado por el propio sistema nervioso y que no depende de los actos voluntarios).
En términos generales, la parálisis del sueño es debida a una falta de coordinación entre algunas áreas del cerebro y la parte del sistema nervioso encargada de mandar órdenes a los músculos que pueden ser controlados voluntariamente. Esto significa que, aunque la persona haya recobrado la consciencia y se haya despertado, sus músculos siguen sin estar "conectados" al cerebro, porque siguen en el estado inerte que ocurre durante la fase REM del sueño, mientras soñamos.
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